El Meridiano Cero

Existía la creencia entre los geógrafos de la Edad Media que la longitud que trazaban las coordenadas geográficas era el límite que ponía Dios a la inteligencia de las personas. Lejos de la realidad, estos trazos aguardaban un gran prestigio internacional; Estados como el español, el inglés o el holandés convocaban concursos con altas recompensas buscando el método más eficaz para definir esas medidas, ya que las coordenadas geográficas garantiza una navegación y la delimitación de fronteras más segura y precisa.

Tener un meridiano propio como Estado era señal de notoriedad y relevancia diplomática. España, a lo largo de los años tuvo varios: Toledo, Madrid, la Isla del Hierro, el Teide o la ciudad de Salamanca. No obstante, el de Cádiz fue durante los siglos XVIII y XIX el de mayor peso referencial para la flota española.

En 1717, la Real Casa de la Contratación de Indias, entidad encargada de controlar el comercio y la navegación con los territorios de ultramar se instala en Cádiz. Es el siglo de oro del comercio español, y la ciudad se convierte en uno de los epicentros comerciales más importantes del mundo. En el mismo año también se crea en Cádiz la primera Academia de Guardias Marinas de la Armada, el antecedente a la Escuela Naval Militar.

Una serie de acontecimientos a los que se sumó que en 1753 se ubicara el observatorio Astronómico de la Marina en esta ciudad de la Bahía. Se estableció el meridiano de Cádiz como el referente para la navegación de la flota española, también otras nacionalidades lo adoptaron como propio. La notoriedad y popularidad de la ciudad creció muy rápido a la luz de su meridiano y su flujo comercial.

No obstante, a finales del siglo XIX, el Gobierno de los Estados Unidos convocaría la Conferencia Internacional de Washington para la adopción de un Primer Meridiano Universal. Se acordó proponer a los gobiernos representados en el Congreso la adopción del Meridiano de Greenwich como Meridiano Magistral de Longitudes.

Su aceptación como universal constaría, sobre todo al principio, pero en 1907 se adoptó el Meridiano de Greenwich como primer meridiano para usos navales en España. Poco después, el Ministro de Marina ordenó a la Dirección de Hidrografía que todas las cartas náuticas utilizasen el Meridiano de Greenwich como origen de longitudes. Esta misma disposición oficial ordenó que el Almanaque Náutico para 1910 fuese calculado utilizando Greenwich, y no el de la Bahía, como meridiano de referencia.

De este modo es como pasó el Meridiano Cero de Cádiz del prestigio y la referencia de la flota internacional, a convertirse en un Meridiano Perdido.

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El Meridiano permanece en la memoria de la historia gaditana, historia que nosotros canalizamos a través de nuestro vino.