El Meridiano Perdido es nuestro Meridiano Cero, es el origen de un proyecto bodeguero que nace a través de este vino blanco.
El nombre refleja la esencia náutica de la costa gaditana, la misma esencia que corre por las venas de Joaquín Gómez.
Inspirados en este antiguo Meridiano, al trazar su línea tierra adentro, nos dimos cuenta que atravesaba de manera exacta las viñas de donde provienen las uvas de palomino que dan vida a este vino.
Es nuestro 0º 0’ 0’’ perfecto. Las coordenadas geográficas que marcan el camino que queremos que sigan nuestros vinos: la puesta en valor del cuidado de la viña, de los vinos de pasto que consumía la gente del campo, y el destello de esta luz única que inunda el mar y las albarizas gaditanas.
La etiqueta es obra de la pintora jerezana Rocío Cano. Se inspira en una carta náutica que refleja la Bahía, con la línea roja pasando por el punto exacto donde lo hacía el Meridiano Cero en la Ciudad de Cádiz. Un trabajo en tonos azules, verdosos y marrones que dibujan las marismas, los esteros, los caños y las desembocaduras de los ríos Guadalete y San Pedro; este paisaje geográfico con tres milenios de historia.